
Cómo son los primeros pasos
A la hora de decidirnos por este sistema de cultivo, debemos ser conscientes de que no todas las terrazas son apropiadas para su colocación. En principio, se necesita un mínimo de 5 o 6 horas de luz directa al día, tomando como referencia la estación de verano. Una orientación hacia el sur será, además, la ideal para nuestro huerto en miniatura. También es recomendable tener un grifo cerca para facilitar las labores de riego, muy frecuentes cuando aprieta el calor. En caso de no disponer de una toma de agua cercana, tenemos la opción de colocar un depósito de 25 o 50 litros en la terraza.
La variedad de verduras y hortalizas que podemos cultivar en estas mesas es enorme: berenjenas, ajos, acelgas, cebollas, pepinos, lechugas, espinacas, jitomates, etc. Éstos últimos son, sin duda, los protagonistas de muchos huertos urbanos, aunque otros como la lechuga o el rábano son más fáciles de sacar adelante. Lo mejor es combinar en nuestra mesa de cultivo distintas especies. Eso sí, debemos ser conscientes de que no podemos mezclar todas las especies a nuestro antojo. Si optamos por los tomates, por ejemplo, hay que saber que no se llevarán bien con los pimientos, las berenjenas y la papas.
Riego y abonado

Con todas estas indicaciones, es difícil poner una excusa para no disfrutar de nuestro propio huerto en casa. El desembolso económico es realmente bajo para la producción que podemos conseguir, y además iremos ahorrando unos cuantos pesos de la compra. Por si fuera poco, la calidad de las verduras y las hortalizas poco tendrá que ver con las de un mercado, ya que podemos dejarlas madurar en el huerto hasta que estén en su punto óptimo.
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